Monday, November 3, 2014

La impunidad es la gasolina de los vuelos sospechosos

En: Recibido por email. Publicado en El Nacional


“Nos han tomado como trampolín para la droga”, advirtió el general retirado Manuel Andara

 

JAVIER IGNACIO MAYORCA 


El 18 de octubre, la policía judicial detuvo a tres hombres por haber ingresado al país en un jet Gulfstream que supuestamente cruzó los cielos venezolanos en un vuelo sospechoso. La aeronave de matrícula mexicana XB-NKS despegó desde Cuernavaca, donde permanecía a las órdenes de la Procuraduría General de la República mexicana, luego de ser decomisada en un procedimiento por tráfico de drogas. Adentro iban el venezolano Edilson Braca, de 49 años de edad, y los mexicanos Milton Torres Hernández y Víctor Manuel Cardoza, de 49 años y 50 años de edad, respectivamente, según información aportada por el comisario José Sierralta, para la fecha director de la policía judicial.

Datos extraoficiales indican que Torres Hernández está solicitado por las autoridades de su país por tratarse de un desertor de la Aviación militar mexicana.

Este jet no es precisamente una nave pequeña, como las Cessna monomotor que suelen usar los traficantes de drogas para volar sin ser detectados por radares militares y aeroportuarios. Este mide casi 22 metros de longitud y tiene capacidad para trasladar hasta 19 pasajeros. Puede cargar un peso total de 25 toneladas. Estos datos, y el hecho de que haya aterrizado en una pista clandestina de Calabozo, hacen presumir que iba a realizar una importante operación ilegal.

Aunque el Cicpc desmanteló su Dirección contra Drogas, esto no impidió que los agentes acudieran al sitio donde aterrizaría el vuelo ilegal. Al día siguiente de la detención, el aparato fue quemado por militares.

Al margen de la ley

Las detenciones practicadas por la policía judicial en este caso fueron inusuales. Solamente en abril se reportó una acción similar, con dos aviadores brasileños. Generalmente, cuando llegan las autoridades a los alrededores del sitio de aterrizaje de uno de un vuelo sospechoso, el avión se encuentra abandonado. A menudo, incluso, lo queman sin dejar evidencia de lo que transportaba.

Así ocurrió en septiembre con una avioneta que sufrió un desperfecto al aterrizar en una pista ilegal cercana a Casigua El Cubo, en el estado Zulia. Esta aeronave había despegado de Anaco con tres personas que se dirigían a Santa Bárbara del Zulia, pero se desvió a una pista ilegal. Sus pilotos alegaron que el único pasajero intentó apoderarse del aparato cuando llegaban a destino.

La Memoria y Cuenta del Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz de 2013 indica que durante ese año fueron detectados por la Aviación 98 vuelos sospechosos. Pero solamente fueron destruidas o incautadas 36 aeronaves. Entonces, en el mejor de los casos, la impunidad para los vuelos ilícitos en ese período fue de 63%.

Este año, el actual ministro de la Defensa y jefe del Ceofanb informó a través de su cuenta de Twitter sobre la inutilización de siete aeronaves. Sin embargo, según César Sánchez León, coronel retirado de la Fuerza Aérea Venezolana y docente de Derecho Aeronáutico en la Universidad Central de Venezuela, todos estos procedimientos se han llevado a cabo cuando las avionetas ya están en tierra.

Indica que en Venezuela no se ha reportado el derribo de aeronaves en vuelos sospechosos desde que entró en vigencia la Ley de Control para la Defensa del Espacio Aéreo, en 2012, cuyo reglamento fue sancionado en agosto pasado y permite el derribo de aviones que violen el espacio aéreo venezolano, para lo que se anunció un plan de patrullaje con naves Sukhoi.

El general Padrino ha usado los términos “interceptar” e “inutilizar”. En el primer caso del año, el 14 de enero, el aparato fue un monomotor que quedó en un río al sur del lago de Maracaibo. El resto ha sido quemado en tierra.

Sánchez considera que ningún sistema de vigilancia aeronáutica es inexpugnable. Los más fiables son los de países que tienen amenazas atómicas, como Estados Unidos, Inglaterra y Francia.

“Aquí el porcentaje de fiabilidad es alto, pero no llega a ser de 100%. Inciden factores tecnológicos y humanos, como la convicción y la formación técnica”, explica.

Desviados 

Casi todos los vuelos sobre los que se emite algún alerta siguen un patrón. En primer lugar, despegan luego de declarar una ruta legal. Luego, según Sánchez, deben recorrer una aerovía y reportarse a torres de control cuando pasan por coordenadas preestablecidas.

Los vuelos sospechosos se desvían del trayecto que supuestamente seguirían, hasta buscar su verdadero lugar de llegada. Manuel Andara, general de división retirado de la Aviación, advierte que esto implica la realización de maniobras como vuelos a baja altura, para los que son ideales los pequeños aviones.

En años anteriores, la FANB ha encontrado evidencias de que los pilotos hacen vuelos nocturnos y aterrizan en carreteras de estados como Bolívar y Falcón, guiados por sistemas de posicionamiento satelital. En las improvisadas pistas se colocan balizajes con bombillos o antorchas.

En otros países, como Colombia y Perú, así como Brasil, también hay legislaciones que permiten la intercepción de vuelos ilegales e incluso el derribo. Esto, sin embargo, comporta enormes riesgos. En Colombia y Perú han atacado aeronaves que estaban ocupadas por civiles inocentes.

Andara apunta que el uso de los jets grandes, como el Gulfstream de matrícula mexicana, indica que los ejecutores de estas operaciones saben que no serán atacados.

A su juicio, son señales de que Venezuela se ha convertido en una conexión frecuente de vuelos ilícitos. “Lamentablemente, nos han tomado como trampolín para la droga”, afirma.

En septiembre, por ejemplo, los militares encontraron los restos de otro avión en Sinaruco, estado Apure. Al parecer, el aparato de matrícula estadounidense sufrió un desperfecto al aterrizar en la pista de tierra y, como ocurrió en el episodio de Casigua El Cubo, no pudo despegar. Sus pilotos también optaron por quemarlo.

 

Emergencia o blanco

En los últimos episodios conocidos los vuelos sospechosos se confunden con emergencias. La aeronave se desvía de su ruta de manera inexplicable y, cuando no llega a destino, se activan mecanismos de búsqueda ante la posibilidad de que haya ocurrido un accidente. Si la nave se desvía y es captada por los radares en una ruta o aerovía no autorizada se activa un protocolo para declararla “blanco de interés”. Sánchez indicó que el derribo de una aeronave sospechosa no es decidido por el piloto que participa en el procedimiento, sino por la superioridad militar. Dijo que hasta el momento ese procedimiento no se ha realizado en el país.

El Dato

En ninguno de los aparatos inutilizados este año se ha reportado el hallazgo de algún alijo de drogas. Las aeronaves tampoco son sometidas a barridos en su interior para determinar la presencia de alguna sustancia ilegal.

Vía El Nacional

No comments:

Post a Comment