Rusia pierde cerca 40.000
millones de dólares (32.000 millones de euros) al año debido a las sanciones
internacionales por su política en Ucrania, y deja de ganar entre 90.000
millones y 100.000 millones de dólares (entre 72.000 y 80.000 de euros) por la caída
de los precios del crudo, según cifras divulgadas por el ministro de Finanzas,
Antón Siluánov, el lunes en un foro económico en Moscú.
“La geopolítica
tiene consecuencias para nosotros”, pero “esto no es tan
crítico para el cambio [de la moneda] y tampoco para el presupuesto como los
precios del petróleo”, dijo Siluánov, según la agencia Ría-Nóvosti. Desde fines
de junio el precio del crudo marca Brent, utilizado como base para calcular el
precio del Urals, la variedad rusa, ha disminuido el 30%.
El ministro hace estas declaraciones en vísperas de
una cumbre de la OPEP, la organización de países exportadores de
petróleo, que podría
decidir reducir la oferta, una opción que Moscú considera también. Las
posibilidades de que se llegue a tal acuerdo en la reunión, el 27 de noviembre
en Viena, son “escasas”, estimó el ministro de Energía ruso, Aleksandr Nóvak,
en una entrevista con el canal de televisión Rossia 24.
“La
situación es bastante difícil. Mucho dependerá de la posición de Arabia Saudí”,
dijo Novak, según el cual la OPEP tiene
hoy una posición más débil que hace diez años y los países miembros de la
organización no respetan las cuotas que se han impuesto a sí mismos y compiten
entre ellos bajando los precios.
En una entrevista a la
agencia Itar-Tass difundida el domingo, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, admitió que la oferta
de petróleo se ha incrementado debido a una mayor producción de Libia y Arabia
Saudí, el mantenimiento de la extracción en Irak y la salida al mercado del
Estado Islámico que vende ilegalmente a 30 dólares por barril.
Putin no descartó que haya “pasos intencionadamente
dirigidos” a rebajar el precio del petróleo en el mercado energético
mundial, y dijo que ese factor contribuye a la devaluación del rublo. Afirmó,
sin embargo, que la devaluación de la moneda rusa en un 30% no influirá sobre
el presupuesto del Estado porque éste fue calculado en rublos. “Antes vendíamos
una mercancía a un dólar y por ello recibíamos 32 rublos, y ahora por esa
mercancía al precio de un dólar recibimos 45 rublos. Los ingresos del
presupuesto aumentaron y no disminuyeron”, manifestó el Jefe del Estado, en una
explicación para consumo popular que hace fruncir las cejas a los economistas.
No
obstante, Putin admitió que “la situación empeora” para las ramas de la
economía rusa que dependen de sus importaciones en divisas. La devaluación
del rublo perjudica a Rusia pero “no de forma fatal”, dijo. Si las empresas
importadoras rusas tienen que recortar (sus compras) “perjudicarán a los que
imponen sanciones ya los que posibilitan el descenso de los precios de los
hidrocarburos”, opinó el líder del Kremlin. “El mundo moderno es
interdependiente. No es un hecho que las sanciones, la brusca caída de los
precios del petróleo y la devaluación de la moneda nacional tengan un resultado
negativo y consecuencias catastróficas exclusivamente para nosotros. No
ocurrirá algo semejante”. Opinó el jefe de Estado que los problemas irán
aumento y “no solo para Rusia sino también para nuestros socios, incluidos los
países productores de petróleo y de gas”.
En una entrevista al servicio
RBC, el ministro Siluánov dijo que el presupuesto del Estado había sido
calculado “cuando la influencia de la geopolítica no se dejaba sentir”. Según
el alto funcionario, el mantenimiento de los precios por debajo de los
80 dólares por barrilse reflejará en el
presupuesto ruso, que a tenor de estimaciones conservadoras deberá ser
recortado en un 10% por lo menos.
Las grandes empresas energéticas rusas
controladas por el Estado, como Gazprom y Rosneft, hacen cola para beneficiarse
de préstamos a partir de los fondos de reserva acumulados por el Estado ruso en
años de bonanza y regatean con el Ministerio de Finanzas para obtener liquidez
que les permita lanzar las grandes inversiones en infraestructura, que no
pueden ser financiadas recurriendo al endeudamiento internacional debido a las
sanciones que restringen el acceso de las empresas rusas a los mercados
internacionales de capital.
Vía El País. España
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