Sunday, March 1, 2015

Aceite de oliva a precio justo

En: Recibido por email

Miro Popic

El más grande y verdadero imperio de la humanidad, el Romano, construyó su grandeza gracias a las bondades del aceite de oliva. Los soldados que llegaron hasta los más lejanos confines del mundo conocido hasta entonces, además de sus armas, llevaban con ellos la vid y el olivo. Así lograron lo que ningún otro pueblo hasta entonces había conseguido. No hacían más que seguir las sagradas escrituras donde Moisés le anunció al mundo que el diluvio había terminado, no con un tuiter como lo haríamos ahora, sino con el envío de una paloma con una rama de olivo en su pico. Era la señal de mejores tiempos, de que lo malo había pasado, hora de volver a sembrar para construir. ¿Qué nos anuncia hoy a nosotros el aceite de oliva?

PRIMER PLATO
 
Las aceitunas, como frutas, son incomestibles en estado natural, tremendamente amargas debido a su alto contenido de compuestos fenólicos. Gracias a la terquedad del hombre se transformaron en comestibles a través de un proceso de curado, especialmente salmuera. En casa de mi padre, cuando yo era pequeño, se elaboraban las aceitunas y a mí me correspondía hacer el agua con sal para domarlas y lo primero que aprendí es que la mezcla estaba a punto cuando uno introducía una papa y si flotaba, era señal de que todo estaba bien. También el aceite para consumo diario lo elaborábamos no0sotros, prensando las aceitunas verdes en un molino de piedra que tenía un paisano en el pueblo donde nací. Hace poco estuve en Croacia y mi primo Ivica tiene en su casa un olivo que le produce unos 18 kilos de aceitunas que le arrojan anualmente unos 12 litros de aceite de oliva, suficiente para él y su familia, no tiene que ir a comprarlo en el automercado. Le pregunté que cuánto tiempo tenía ese árbol, posiblemente sembrado por nuestro abuelo, o aun antes, pero me dijo no saberlo. Un olivo es un árbol noble y generoso que puede dar frutos durante mil años. Imagínense si los primeros hispanos que llegaron a estas tierras se hubieran dedicado a sembrar olivos. Todavía estaríamos cosechando, sin necesidad de tener que pasar la vergüenza por la que estamos pasando con la noticia que nos llega de España.

SEGUNDO PLATO 
Cuenta la revista Interviú aparecida este pasado lunes en España, que el gobierno venezolano compró a una cooperativa andaluza de dudoso prontuario, la cantidad de 12.000 toneladas de aceite de oliva español. La negociación, según la revista, se realizó el 16 de enero de 2013 de acuerdo a documentos respaldados por el Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, y los dineros se entregaron el 10 de junio de ese mismo año a través del Deutsche Bank de Barcelona. Fueron nada más que 93 millones de dólares.

Todo este realero, siempre según Interviú, no fue para Monedero sino para un curioso concejal con el que no nos vamos a meter por ahora, y para un locutor de una emisora radial altamente chavista nombrado como Alfredo Oliva, quien figura como el vendedor del aceite en cuestión, y que, además del apellido, no creo que en su vida haya cosechado ni una.

Lo mejor de todo, para los metidos en este negociado, y lo peor para nosotros, los humildes consumidores y contribuyentes, es que este aceite de oliva fue pagado tres veces más caro que su precio internacional de mercado. De acuerdo a cifras oficiales, una tonelada métrica de aceite de oliva cuesta actualmente 2.900 euros, sin embargo fue comprada por el gobierno venezolano a través del locutor Oliva, a 6.504 euros la tonelada. ¡3.604 euros de sobreprecio por tonelada! Si lo multiplicamos por las 12 mil toneladas de la compra, arroja una cifra altamente escandalosa. Así es que se gobierna en revolución. Esta sí es guerra económica que, con razón, estamos perdiendo.

Recuerdo un antiguo Aló Presidente de años atrás donde un adulador presente se quejó del alto precio del aceite de oliva en Venezuela cuando en Siria, dijo, costaba apenas un par de dólares el litro. De inmediato se anunciaron compras al dictador de turno y algo llegó por estos lados. Pero esta negociación de ahora, con los españoles, es plenamente madura. No tiene nada que ver con el difunto vestido siempre de verde oliva.

POSTRE
 
Los que no podemos cocinar sin aceite de oliva sabemos lo que cuesta una botella en cualquier mercado.

Casi una fortuna. Lo que no sabíamos era la fórmula para llegar al precio justo. Una razón más para indignarnos y para insistir en el cambio, no del aceite, sino de los que lo compran. 

Vía Tal Cual

No comments:

Post a Comment