Alonso Moleiro
La Mesa de la Unidad Democrática acaba
de concretar un logro fundamental en la obtención de sus objetivos
electorales y políticos con el anuncio del preacuerdo unitario en sus
planchas para las elecciones parlamentarias de este año.
Comicios que, con bastante probabilidad,
sí se van a celebrar, y que se constituyen, en sí mismos, en una enorme
oportunidad ante el complejo diagrama planteado para otorgarle una
salida política y constitucional a la terrible crisis nacional. Crisis
que, como todo el mundo sabe, tiene comprometida la propia viabilidad de
Venezuela como nación.
Optaron los mandos opositores por lo
práctico y se impuso el criterio de la “terapia combinada”: el eje
acuerdos-primarias. La MUD pudo duplicar los circuitos en los cuales se
celebrarán consultas a la ciudadanía, respecto a lo hecho en 2010; los
sectores más distanciados de la plataforma, como Acción Democrática y
Voluntad Popular, por ejemplo, pudieron convenir con sensatez y
responsabilidad espacios de influencia. Las primarias de la MUD serán,
según se anuncia, en el mes de Mayo.
Algunos sectores de la Unidad han
objetado la mecánica planteada por los partidos de la MUD. No deja de
tener pertinencia hacerse preguntas en el camino, sobre todo si tomamos
en cuenta de que no tuvimos una bancada parlamentaria especialmente
notoria en el ejercicio constitucional que concluye. La Mesa ciertamente
está tocada por el celo de encontrar puntos de encuentro, pero eso no
se traduce necesariamente en que se escojan a los mejores candidatos.
Hay un sector importante de la sociedad
democrática que, de forma por demás respetable, exige que la consulta
sea completa, y que ese ejercicio sea un ejemplo de pedagogía y calidad
política: primarias absolutas; más y mejor democracia; no más
componendas y juegos de naipes en momentos tan atormentados y difíciles
Personalmente dudo que una celebración
de primarias de carácter absoluto sean las seguras portadoras de
ejercicios cualitativos, eficientes, o que se traduzcan necesariamente
en mejores candidatos. La MUD está celebrando mucho más consultas en
esta ocasión y esa apertura puede equilibrar mucho más las cosas. El
PSUV también ha celebrado elecciones primarias.
El ánimo consultivo tiene que ir
acompañado de algunos modales expeditos y de cierto criterio. Henry
Ramos Allup, por ejemplo, es un dirigente absolutamente necesario en la
bancada que va a tener la MUD en el momento que se aproxima, y su
presencia es el producto de un acuerdo político absolutamente normal en
cualquier democracia. Eso es necesario comprenderlo. Además, no hay
dinero y no hay demasiado tiempo.
La unidad perfecta le permite a la
Oposición concurrir a esta consulta con una enorme posibilidad, jamás
vista antes, de obtener un resultado excelente, aún en un escenario
ventajista.
Le hemos puesto muchos reparos a la
Oposición, a veces con entera justicia, en ocasiones de forma gratuita e
injusta. Le pedimos que llene un espacio que no es sencillo ocupar en
un escenario tan hostil, sin medios de comunicación y en medio de un
duro asedio legal. Julio Borges, por ejemplo, agredido y amenazado en
numerosas ocasiones por el chavismo, es un dirigente que ha dado una
muestra personal de coraje ciudadano y convicción democrática en todos
estos años. Su presencia en las planchas es tan necesaria como la de
Leopoldo López, Daniel Ceballos y Antonio Ledezma. Eso es lo que llaman
la Unidad.
El mecanismo mixto contribuye a
fortalecer un cierto carácter paritario en la conformación de las
planchas, —si convenimos en que, en este momento, en la Mesa coexisten
dos tendencias— y puede concretar una bancada equilibrada, superior en
su desempeño a la actual.
La consulta parlamentaria es uno de los
varios tableros que están jugando los factores de poder en Venezuela. El
deber de los ciudadanos consiste en navegar con paciencia hasta la
fecha, en un mes que podría ser noviembre, y tocarle la puerta al
Palacio Federal Legislativo. Para comprobar sí será cierto que, ante las
Fuerzas Armadas, el país y el mundo entero, los chavistas se atreverán a
desconocer la voluntad de la abrumadora mayoría de los ciudadanos.
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