En pocas palabras. Javier J. Jaspe Washington D.C.
Si usted es de los que le gusta cenar con su pareja mientras disfruta de una película, ya no tendrá que traverse la comida al cine. Ya algunos estados, como es el caso de Florida, disponen de salas de cine con servicio de cena, donde se ofrece un extenso menú con platos y bebidas por precios que se comparan con los que deben pagarse en alguno de los restaurantes del area comercial donde se encuentran ubicadas dichas salas.
Sinembargo, llama la atención que las cadenas de cine hayan insistido en sus planes para expandir el servicio de “cena en el cine” a lo largo de Estados Unidos, a pesar del lamentable incidente ocurrido en uno de los cines (Aurora Century 16 Theater) de la ciudad de Aurora, Denver, Colorado, el pasado 20 de Julio. Como se recordará, como consecuencia del tiroteo que se atribuye al estudiante de doctorado, James Holmes, murieron doce personas y fueron heridas otras 58. Decimos lo anterior, por cuanto el cine donde ocurrió esta lamentable tragedia ha permanecido cerrado desde entonces y actualmente está en curso una encuesta sobre su posible destino, considerándose, entre otras alternativas, la de demolerlo y construir en su lugar un monumento para conmemorar y recordar a las víctimas.
Hay quienes podrían argumentar que no hay motivo para que el servicio de “cena en el cine” sea objeto de cuestionamiento, debido al episodio ocurrido en el indicado cine de Aurora, donde es posible que tal servicio no era siquiera ofrecido, pero la masacre ocurrida habría aconsejado esperar hasta que el juicio criminal, donde se esclarecerán los motivos que llevaron al autor a acribillar a balazos a ciudadanos inocentes y se le impondrá ejemplar castigo, hubiese concluido. Efectivamente, todavía es incierto si el autor es una persona mentalmente insana, o si procedió bajo el influjo de drogas o alcohol, o si su conducta guarda algún rasgo parecido con la observada por criminales en otros casos que se han sucedido en el pasado, o si procedió por si mismo o en conexión con otras personas, o es parte de una organización para sembrar el terror.
A primera vista, parecen existir en el aludido caso de Aurora, algunos elementos que le otorgan características singulares, frente a otros hechos criminales de asesinato colectivo, como fue la masacre ocurrida en el Tecnológico de Virginia en abril de 2007, durante la cual murieron 36 personas acribilladas a balazos y fueron heridas otras 17. Así, por ejemplo, nótese que el episodio de Virginia se produjo en una corporación estudiantil de la cual el asesino era miembro, en contra de otros estudiantes, guardando de alguna manera semejanza en este aspecto, con el caso tratado en la premiada novela de Lionel Shriver (2003), titulada: We Need to talk About Kevin, adaptada luego para el cine en una película (Tilda Swinton, John C. Reilly and Ezra Miller) del año pasado con el mismo nombre, dirigida por Lynne Ramsay y ampliamente galardonada. La semejanza se produce porque Kevin, el personaje de esta película, asesina vilmente a varios de sus compañeros estudiantes, aunque valga aclarar que ello no lo hace con armas de fuego, sino con arco y flechas.
En cambio, en Aurora las víctimas fueron parte del publico en general que asistió a una función de la película titulada: The Dark Knight Rises, por lo que a menos se demuestre lo contrario en el juicio que se sigue a Holmes, no existía relación alguna entre el criminal y las víctimas, como si existía en la massacre de Virginia, donde tanto victimas como victimario eran estudiantes del mismo instituto tecnológico. Adicionalmente, y no menos importante, en la masacre de Aurora pareciera haber una relación con la película exhibida, ya que según las informaciones que circularon en el momento, aunque sin mayor precision, el presunto autor se habría disfrazado para cometer su crimen y aparentar semejanza con alguno de los personajes que forman parte del entorno de Batman o le hacen contrafigura en las películas de la serie cinematográfica o en las historietas que giran en torno a su nombre.
a posible relación del crimen de Aurora con el cine y con la película exhibida, mientras los hechos no sean plenamente aclarados en el juicio criminal, aconsejaría una mayor cautela en el suministro de elementos que puedan llegar a incentivar estados de ánimo en las personas que concurren a este espectáculo, proclives al relajamiento de la conducta o a la pérdida de control en el comportamiento. Es aquí donde parece claramente criticable el programa “cena en el cine” y no precisamente por las comidas que se sirven, sino por las bebidas alcohólicas de todo tipo que se ofrecen al publico asistente tanto en el amplísimo y bien surtido bar ubicado en la antesala del cine, como a quienes optan por pagar su boleto y entran a presenciar la película exhibida. Es verdad que al demandarse el servicio de bebidas alcohólicas, el mesonero solicita en todo caso la identificación para comprobar la mayoría de edad, pero en la penunbra de la sala de cine, por no decir oscuridad, la circulación de las bebidas alcohólicas de personas mayores cómplices hacia personas menores podría realizarse con facilidad, violándose así la ley que prohibe el consumo de bebidas alcohólicas por estos últimos y, lo que es más grave, pudiendo dar lugar a situaciones favorables al cometimiento de actos indeseables por parte y/o en contra de los asistentes.
En pocas palabras, los hechos envueltos en la masacre de Aurora aconsejarían que el programa “cena en el cine” fuese objeto de reconsideración, para eliminar el expendio de bebidas alcohólicas que brinda un mal ejemplo a los jóvenes y podría facilitarles un consumo que la ley prohibe, por el grave daño que les ocasiona en su salud y los expone a incurrir en situaciones que pueden resultar francamente lamentables. Veremos…
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