Editorial El Nacional: Venezuela y Libia cómplices corruptos

En: http://www.lapatilla.com/site/2011/03/21/editorial-el-nacional-venezuela-y-libia-complices-corruptos/

El Presidente de la República exigió ayer el cese de los “bombardeos indiscriminados” en Libia. No sabemos a quién se lo exigió, si al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que discutió exhaustivamente durante una semana para tomar una decisión al respecto, o si se lo pidió a su amigo y compinche en cuestiones de reelección indefinida, el coronel Muamar Gadafi, que desde hace un mes masacra a sus opositores a lo largo del país libio. Parece que, para el gobierno bolivariano, el concepto de víctimas civiles está restringido a aquellos seres humanos que residen en las áreas geográficas en las que el dictador libio tiene presencia oficial.
De forma que, según nuestro comandante, aquellos habitantes de las zonas que se alzaron contra el poder central de Gadafi carecen del estatus de seres humanos y, de esa manera, pueden ser bombardeados por las fuerzas leales al dictador y todos tenemos que aplaudir esa sistemática matanza.
Las ciudades libias opositoras, de acuerdo con el discurso inhumano del gobierno chavista, no pueden defenderse ni pedir ayuda internacional porque eso significa ser traidoras al jefe máximo. Deben morir y callarse en ese país cárcel que es Libia.
Cualquier fuga hacia la libertad es un apoyo al imperialismo.
¿Y qué es lo que apoya desvergonzadamente el gobierno chavista? Pues más de cuarenta años de un régimen que, década tras década, ha ido acumulando la riqueza petrolera entre los hijos y familiares de Gadafi, entre sus amigos íntimos y entre los altos mandos militares. Están podridos en petrodólares y desde ya deberían estar en la lista roja de Interpol. Pero sobreviven alardeando de que su país es atacado por el imperialismo.
Pero de lo que nuestro Presidente de la República no dice nada ni se atreve, por complicidad, es de las escandalosas fortunas que los hijitos del dictador Gadafi acumulan en el exterior, en bancos capitalistas. Allí tienen fortunas que bien pudieran mejorar el futuro de decenas de millares de jóvenes que salen a la calle a exigir un destino. No referirse a ese monumental y multimillonario acto de corrupción que, según los bancos extranjeros, alcanza niveles nunca vistos, implica que públicamente el Gobierno venezolano; su partido, el PSUV, y sus voceros principales se hacen solidarios de ese macrorrobo de los dineros públicos ocurrido en Libia.
Pase lo que pase, y se decanten los acontecimientos hacia una solución consensuada del problema libio, el Gobierno venezolano quedará por siempre manchado por su apoyo a un inmenso sistema de corrupción que, para cualquiera que tenga dos dedos de frente, es una fuente rotunda de rebelión y de rechazo.
El Gobierno venezolano, teledirigido por Fidel Castro, ha salido a proteger internacionalmente un régimen libio que, desde los primeros días de la rebelión, se mostró sin legitimidad al negar estúpidamente las exigencias democráticas de buena parte de la población. No tienen vida.