THAYS PEÑALVER | EL UNIVERSAL
jueves 24 de marzo de 2011 01:08 PM
Confieso que por más que trato de imaginarme a Gadafi frente a Beyoncé -luego de pagarle 11 mil millones de bolívares al cambio, por cinco canciones- mi cabeza me jugó una mala pasada. Imaginé a la cantante iniciando su explosiva "Single Ladies" y quien le acompaña en la coreografía es el propio Gadafi meneando la batota y su peluca desgreñada al son de la canción. Qué desagradable.
Pero más desagradable aún es que esa noche de farra para su hijo, costaría 45 mil millones de bolívares al cambio y peor aún fue al enterarme, que le congelarán una fortuna que lo colocaba por encima de Bill Gates y justo aquí es cuando me pregunto: ¿cómo logró el pastorcillo nacido en piso de tierra tener semejante fortuna? Fácil, es un ladrón que lo único que ha hecho en la vida es robarse el dinero de los pobres libios y sembrar de terroristas el mundo.
Pero Gadafi no es el único, en mi búsqueda me he topado con otros y he encontrado a varios tenientes coroneles revolucionarios que han terminado igual: locos, ricos y sus pueblos destruidos. Gadafi fue ascendido de teniente coronel con lo que llevaba puesto y hoy, sería para Forbes el segundo hombre más rico del mundo, tan solo por el dinerito congelado. En Guinea, el teniente coronel Teodoro Obiang contaba con un "consejo de brujos" para robar a su pueblo, logró una fortuna revolucionaria y le compró a su hijo un yate de 500 millones de dólares, compró un Ferrari y siendo antiimperialista tiene una mansión en Malibú. El teniente coronel Jean-Bedel Bokassa revolucionario de África Central practicó el canibalismo, se autoproclamó emperador y con el título se abrió una cuenta en Suiza para su incalculable fortuna. El teniente coronel Mobutu Sese Seko quien se paseaba por su palacio francés aullando con una piel de león, adquirió con su "revolución popular" una fortuna equivalente a la deuda externa de su país y además regaló a su hijo 100 toneladas de oro mientras su pueblo no tenía ni agua. Robert Mugabe después de ser sancionado por matar al pueblo de hambre, desvió su avión a Barcelona para realizar unas "compritas" para su nueva mansión. Y mientras ocurría la hiperinflación, le compró a su nueva esposa el avión de Hugh Hefner de Playboy para que fuera con ese extravagante lujo a comprar a París. En fin, habernos asociado con ellos, debe tener un razonamiento lógico. ¡Digo yo!
Y las coincidencias no terminan aquí, además de engañar a sus pueblos con supuestas "revoluciones", robarse los dineros públicos, masacrar al pueblo también tienen en común que todos utilizaron estas frases: "el amor por mi pueblo", "mi pueblo me ama", "yo amo a mi pueblo", "el pueblo es mi amor" y agrego una que me es familiar, "el pueblo está dispuesto a morir por mi". ¿Quiénes terminaron inmolándose? Los idiotas que atacaron a sus propios conciudadanos durante años, abusando de su poder por un simple sueldito o contratico, pensando que la "revolución" duraría para siempre. A esos los vimos llenar las plazas de El Cairo, de Irak, de Libia, de Sudán o de Belgrado y su prepotencia, sus risitas, sus burlas e ironías terminaron al primer bombazo.
Por eso hoy a Gadafi le llueve amor. Le cae del cielo como a tantos cientos de dictadorzuelos en la historia, en forma de toneladas de explosivos comprados en la misma tienda donde adquirieron sus inútiles armas a costa de la desgracia de su pueblo, pero también y hay que reconocerlo de sus propios pilotos, esos quienes al recibir la orden de atacar a su pueblo, erraron sus disparos y sus bombas, en especial al piloto que prefirió estrellarse con su avión de combate en su puesto de comando antes de bombardear civiles inocentes.
Por estos días, hay pueblos que no han tolerado más vejámenes y se han levantado, percibo el grato aroma de la libertad. Mis respetos hacia esas fuerzas opositoras por la claridad de sus objetivos, la tenacidad, capacidad de lucha y por su en fe en pretender un futuro mejor para sus pueblos. Algunos ya obtuvieron cambios radicales, otros parciales y hasta hay quienes luchan con mucha desventaja, pero el gran logro de todos es lo que les reconoce hoy el mundo civilizado, que esos países situaron a su dictador en la lista de los tiranos decadentes, que es donde deben estar.
Pero más desagradable aún es que esa noche de farra para su hijo, costaría 45 mil millones de bolívares al cambio y peor aún fue al enterarme, que le congelarán una fortuna que lo colocaba por encima de Bill Gates y justo aquí es cuando me pregunto: ¿cómo logró el pastorcillo nacido en piso de tierra tener semejante fortuna? Fácil, es un ladrón que lo único que ha hecho en la vida es robarse el dinero de los pobres libios y sembrar de terroristas el mundo.
Pero Gadafi no es el único, en mi búsqueda me he topado con otros y he encontrado a varios tenientes coroneles revolucionarios que han terminado igual: locos, ricos y sus pueblos destruidos. Gadafi fue ascendido de teniente coronel con lo que llevaba puesto y hoy, sería para Forbes el segundo hombre más rico del mundo, tan solo por el dinerito congelado. En Guinea, el teniente coronel Teodoro Obiang contaba con un "consejo de brujos" para robar a su pueblo, logró una fortuna revolucionaria y le compró a su hijo un yate de 500 millones de dólares, compró un Ferrari y siendo antiimperialista tiene una mansión en Malibú. El teniente coronel Jean-Bedel Bokassa revolucionario de África Central practicó el canibalismo, se autoproclamó emperador y con el título se abrió una cuenta en Suiza para su incalculable fortuna. El teniente coronel Mobutu Sese Seko quien se paseaba por su palacio francés aullando con una piel de león, adquirió con su "revolución popular" una fortuna equivalente a la deuda externa de su país y además regaló a su hijo 100 toneladas de oro mientras su pueblo no tenía ni agua. Robert Mugabe después de ser sancionado por matar al pueblo de hambre, desvió su avión a Barcelona para realizar unas "compritas" para su nueva mansión. Y mientras ocurría la hiperinflación, le compró a su nueva esposa el avión de Hugh Hefner de Playboy para que fuera con ese extravagante lujo a comprar a París. En fin, habernos asociado con ellos, debe tener un razonamiento lógico. ¡Digo yo!
Y las coincidencias no terminan aquí, además de engañar a sus pueblos con supuestas "revoluciones", robarse los dineros públicos, masacrar al pueblo también tienen en común que todos utilizaron estas frases: "el amor por mi pueblo", "mi pueblo me ama", "yo amo a mi pueblo", "el pueblo es mi amor" y agrego una que me es familiar, "el pueblo está dispuesto a morir por mi". ¿Quiénes terminaron inmolándose? Los idiotas que atacaron a sus propios conciudadanos durante años, abusando de su poder por un simple sueldito o contratico, pensando que la "revolución" duraría para siempre. A esos los vimos llenar las plazas de El Cairo, de Irak, de Libia, de Sudán o de Belgrado y su prepotencia, sus risitas, sus burlas e ironías terminaron al primer bombazo.
Por eso hoy a Gadafi le llueve amor. Le cae del cielo como a tantos cientos de dictadorzuelos en la historia, en forma de toneladas de explosivos comprados en la misma tienda donde adquirieron sus inútiles armas a costa de la desgracia de su pueblo, pero también y hay que reconocerlo de sus propios pilotos, esos quienes al recibir la orden de atacar a su pueblo, erraron sus disparos y sus bombas, en especial al piloto que prefirió estrellarse con su avión de combate en su puesto de comando antes de bombardear civiles inocentes.
Por estos días, hay pueblos que no han tolerado más vejámenes y se han levantado, percibo el grato aroma de la libertad. Mis respetos hacia esas fuerzas opositoras por la claridad de sus objetivos, la tenacidad, capacidad de lucha y por su en fe en pretender un futuro mejor para sus pueblos. Algunos ya obtuvieron cambios radicales, otros parciales y hasta hay quienes luchan con mucha desventaja, pero el gran logro de todos es lo que les reconoce hoy el mundo civilizado, que esos países situaron a su dictador en la lista de los tiranos decadentes, que es donde deben estar.
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