VÍCTOR SALMERÓN | EL UNIVERSAL
martes 22 de marzo de 2011 12:48 PM
En la lista de nuestros reflejos condicionados destaca que cuando el precio del petróleo aumenta la sociedad comienza a salivar ilusionada por una bonanza que se traduzca en crecimiento, mayor consumo y mejor perspectiva para el empleo.
Puede que esta sea la oportunidad para que veamos con crudeza el resultado de varios años de un modelo donde el Estado se expande expropiando empresas y desmantelando al sector privado, de hecho, a pesar del brillo que ha alcanzado el barril, bancos de inversión y firmas especializadas esperan que la economía venezolana se mantenga en un túnel de bajo crecimiento y alta inflación.
En los últimos dos años la economía acumula un retroceso de 4,5% que la ha devuelto a los niveles de 2007 y las proyecciones apuntan a que en 2011 podríamos crecer 1,7%, es decir, después de caer del piso cinco a la planta baja podríamos subir hasta el segundo nivel.
Las causas son conocidas. El Gobierno ha expropiado empresas clave que ahora producen menos, como muestra, basta con observar el caso de las cementeras; la inversión del sector privado en maquinarias y equipos que permitan incrementar la producción registra caídas relevantes y la ineficiencia del petroestado para ejecutar los planes que anuncia en cadena nacional es inocultable.
Es verdad que gracias al incremento de los precios del petróleo habrá más dólares para importar, el Gobierno gastará más y la escasez se mantendrá en niveles manejables, pero eso no nos sacará del período de resultados mediocres.
La salivación está en proceso pero el pastel de petrodólares, en esta oportunidad, no traerá el resultado esperado.
Puede que esta sea la oportunidad para que veamos con crudeza el resultado de varios años de un modelo donde el Estado se expande expropiando empresas y desmantelando al sector privado, de hecho, a pesar del brillo que ha alcanzado el barril, bancos de inversión y firmas especializadas esperan que la economía venezolana se mantenga en un túnel de bajo crecimiento y alta inflación.
En los últimos dos años la economía acumula un retroceso de 4,5% que la ha devuelto a los niveles de 2007 y las proyecciones apuntan a que en 2011 podríamos crecer 1,7%, es decir, después de caer del piso cinco a la planta baja podríamos subir hasta el segundo nivel.
Las causas son conocidas. El Gobierno ha expropiado empresas clave que ahora producen menos, como muestra, basta con observar el caso de las cementeras; la inversión del sector privado en maquinarias y equipos que permitan incrementar la producción registra caídas relevantes y la ineficiencia del petroestado para ejecutar los planes que anuncia en cadena nacional es inocultable.
Es verdad que gracias al incremento de los precios del petróleo habrá más dólares para importar, el Gobierno gastará más y la escasez se mantendrá en niveles manejables, pero eso no nos sacará del período de resultados mediocres.
La salivación está en proceso pero el pastel de petrodólares, en esta oportunidad, no traerá el resultado esperado.
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