Diego Arria
Los venezolanos rechazamos el apoyo de Hugo Chávez a Moamar Kadafi por los crímenes de lesa humanidad que viene cometiendo. Su argumento de que desconoce los hechos y que sería un cobarde si condenara a su amigo Kadafi linda en la complicidad. Si la consideración de amigo priva para él por encima de su responsabilidad como jefe de Estado, debería entonces marcharse a Trípoli y secundar a su amigo en estas tareas, pero no representando a Venezuela.
Semejante argumento es inaceptable. No solo los medios internacionales se han ocupado de transmitir la dimensión de la masacre, sino que incluso su propio canal de propaganda, Telesur, informó que “hay una evidencia abrumadora de que las fuerzas militares de Kadafi utilizan armas de guerra y con órdenes de disparar a matar contra civiles desarmados… y la gente nos pregunta por qué Hugo Chávez apoya semejante matanza”.
El presidente Chávez sabe que por los crímenes del régimen de Kadafi, Libia ya fue expulsada del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, una acción sin precedentes, adoptada con el voto de toda la Asamblea General de la ONU, que reúne a 192 estados. Solo Venezuela, Cuba y Nicaragua defendieron a este régimen asesino.
Sabe también que ya antes la propia Liga Arabe suspendió a Libia, y que el Consejo de Seguridad, por unanimidad, le aplicó sanciones severas. Y que el fiscal de la Corte Penal Internacional anunció que existen evidencias para iniciar la investigación formal sobre la comisión de crímenes de lesa humanidad.
Hugo Chávez sabe, al presentarse como su “amigo”, que el régimen de Kadafi ya fue condenado en el pasado por el Consejo de Seguridad por la voladura del avión de Pan Am sobre Lockerbie, que costó cientos de vidas. Presidía yo el Consejo de Seguridad, por lo que al siguiente día de la decisión turbas de Kadafi incendiaron la sede de la embajada de Venezuela en Trípoli.
onociendo todo esto, el presidente Chávez no tiene derecho a sumar al pueblo venezolano a su posición de inexcusable tolerancia con un régimen evidentemente responsable de crímenes de lesa humanidad. Los venezolanos, más allá de nuestras diferencias, nos hemos distinguido siempre por la defensa de la democracia y los derechos humanos. Solo un hombre carente de los más básicos principios éticos puede adoptar semejante posición y con ella someter a Venezuela al escarnio internacional y ofender el gentilicio nacional.
La propuesta de Chávez de enviar una misión de paz es una maniobra cínica para intentar salvar a su amigo Kadafi del destino que su gente le prepara. Pero me temo que le importa mucho más que no se devele la realidad del contenido de los innumerables acuerdos celebrados con Kadafi que los venezolanos desconocemos.
El sufrido pueblo libio debe saber que los venezolanos jamás podríamos ser cómplices de Kadafi y que aspiramos a que ellos mismos –sin necesidad de intervención externa– puedan muy pronto ponerle fin a ese régimen criminal sangriento y terrorista con el cual el jefe de Estado venezolano pretende asociarnos ante el mundo.
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