MIGUEL BAHACHILLE M. | EL UNIVERSAL
lunes 7 de marzo de 2011 12:16 PM
Más allá del show montado por el gobierno en la "Asamblea del Pueblo" para propagandear las interpelaciones, sorprende el grado de cinismo oficialista para evadir las causas de los conflictos que nos agobian a diario. En Cámaras Legislativas de países no democráticos como Egipto, Siria, Irán, Corea del Norte, Cuba, y otros, se preserva la apariencia institucional a efectos del "adorno necesario" a nivel internacional. No hay cortes del sonido, límite de tiempo, cadenas nacionales, etc. ¿Por qué se hace en Venezuela? Veamos:
1-Educación. Hasta hace poco la educación pública era relativamente autónoma y trascendía de un gobierno a otro sin mayores interferencias ideológicas. Ciertamente había matices; pero hasta allí. Hoy la misma está saturada de una perspicaz y turbulenta propaganda inmiscuida por envites marxistas. La distribución de silabarios de corte cubano en escuelas primarias, afortunadamente rechazada por nuestros maestros, lo confirma. Criterio homologado por la ministra Maryann Hanson quien apeló el término nada académico pero muy revelador de "endemoniado" para calificar a nuestro sistema educativo. Cabe preguntar: ¿quién lo endemonió? ¡Nada que agregar!
2-Trabajo: El Canciller de la Republica, desdoblado como figurante del Ministerio del Trabajo, se explayó durante horas para dejar constancia del evidente fracaso de una filosofía que se corresponde con las limitaciones laborales propias de mediados del siglo XIX. No aprendió cuando era sindicalista que el éxito de una economía se refleja en el trabajo que ejecuta la gente y en los bienes y servicios que produce. ¿Analizó en su larga exposición alguno de estos aspectos? Ciertamente la fuerza de trabajo en este gobierno ha crecido exponencialmente pero en el área de propaganda diseñada para seducir bajo engaño aunque cínicamente la denominen información necesaria.
3-Salud. Más allá de las cifras edulcoradas y protegidas por la actual ministra, María Eugenia Sader, respecto a la atención primaria ofrecida por Barrio Adentro, por cierto muy mermada, omitió el fondo del problema. No habló del éxodo de médicos venezolanos; tampoco del estado calamitoso de los hospitales y centros de salud integrales ni del incremento de enfermedades asociadas a la pobreza como, endemias, Chagas, afecciones dermatológicas, dengue, sida, etc. Tampoco se refirió a las vicisitudes de parturientas que yacen en las puertas de hospitales buscando asistencia. ¿Y qué de los programas de suministro de medicamentos para los más pobres?
4-Seguridad. Poco habría que agregar a lo que todo el mundo padece. No es cuestión de cifras sino de vivencias personales para corroborarlo. Basta inquirir a parientes, amigos, conocidos, víctimas de delincuentes, o leer la prensa diaria, para evidenciar la brutalidad y altos índices de criminalidad. Secuestros, robos, asesinatos, chantajes, invasiones, corrupción, asaltos, pudrición de cuerpos policiales, atracos en plena vía, entre otros, azotan la avenencia social sin que la conciencia gubernativa se perturbe. No es con leyes y normas especiales como se ataca esa epidemia. ¿Cuál es el plan de seguridad que contemple educación, deportes, vivienda y desarme? ¡Nada! Todo se ciñe a una demagogia por demás cruel.
5-Petróleo y Energía. El desempeño de los ministros de ambas carteras, más que truculento, fue patético. Horas para revelar la excelente producción petrolera y fin del racionamiento eléctrico delataron el oprobio institucional del régimen. ¿Es que acaso la gente no sufre a diario los cortes y las deficiencias del servicio eléctrico?
6-Economía, Finanzas y epílogo. Al ministro cósmico de Giordani poco le importa el incremento de la inflación, carestía de productos básicos, corrupción, deficiencia en distribución de bienes y servicios, entre muchos. Esos son asuntos irrelevantes en una revolución. El cierre reservado para este académico ponía fin a toda discusión. Él y sus antecesores concedieron una gracia al país al permitir que, como él lo señalara, "las escorias" los inquirieran en cadena nacional. ¡Vaya degradación institucional!
1-Educación. Hasta hace poco la educación pública era relativamente autónoma y trascendía de un gobierno a otro sin mayores interferencias ideológicas. Ciertamente había matices; pero hasta allí. Hoy la misma está saturada de una perspicaz y turbulenta propaganda inmiscuida por envites marxistas. La distribución de silabarios de corte cubano en escuelas primarias, afortunadamente rechazada por nuestros maestros, lo confirma. Criterio homologado por la ministra Maryann Hanson quien apeló el término nada académico pero muy revelador de "endemoniado" para calificar a nuestro sistema educativo. Cabe preguntar: ¿quién lo endemonió? ¡Nada que agregar!
2-Trabajo: El Canciller de la Republica, desdoblado como figurante del Ministerio del Trabajo, se explayó durante horas para dejar constancia del evidente fracaso de una filosofía que se corresponde con las limitaciones laborales propias de mediados del siglo XIX. No aprendió cuando era sindicalista que el éxito de una economía se refleja en el trabajo que ejecuta la gente y en los bienes y servicios que produce. ¿Analizó en su larga exposición alguno de estos aspectos? Ciertamente la fuerza de trabajo en este gobierno ha crecido exponencialmente pero en el área de propaganda diseñada para seducir bajo engaño aunque cínicamente la denominen información necesaria.
3-Salud. Más allá de las cifras edulcoradas y protegidas por la actual ministra, María Eugenia Sader, respecto a la atención primaria ofrecida por Barrio Adentro, por cierto muy mermada, omitió el fondo del problema. No habló del éxodo de médicos venezolanos; tampoco del estado calamitoso de los hospitales y centros de salud integrales ni del incremento de enfermedades asociadas a la pobreza como, endemias, Chagas, afecciones dermatológicas, dengue, sida, etc. Tampoco se refirió a las vicisitudes de parturientas que yacen en las puertas de hospitales buscando asistencia. ¿Y qué de los programas de suministro de medicamentos para los más pobres?
4-Seguridad. Poco habría que agregar a lo que todo el mundo padece. No es cuestión de cifras sino de vivencias personales para corroborarlo. Basta inquirir a parientes, amigos, conocidos, víctimas de delincuentes, o leer la prensa diaria, para evidenciar la brutalidad y altos índices de criminalidad. Secuestros, robos, asesinatos, chantajes, invasiones, corrupción, asaltos, pudrición de cuerpos policiales, atracos en plena vía, entre otros, azotan la avenencia social sin que la conciencia gubernativa se perturbe. No es con leyes y normas especiales como se ataca esa epidemia. ¿Cuál es el plan de seguridad que contemple educación, deportes, vivienda y desarme? ¡Nada! Todo se ciñe a una demagogia por demás cruel.
5-Petróleo y Energía. El desempeño de los ministros de ambas carteras, más que truculento, fue patético. Horas para revelar la excelente producción petrolera y fin del racionamiento eléctrico delataron el oprobio institucional del régimen. ¿Es que acaso la gente no sufre a diario los cortes y las deficiencias del servicio eléctrico?
6-Economía, Finanzas y epílogo. Al ministro cósmico de Giordani poco le importa el incremento de la inflación, carestía de productos básicos, corrupción, deficiencia en distribución de bienes y servicios, entre muchos. Esos son asuntos irrelevantes en una revolución. El cierre reservado para este académico ponía fin a toda discusión. Él y sus antecesores concedieron una gracia al país al permitir que, como él lo señalara, "las escorias" los inquirieran en cadena nacional. ¡Vaya degradación institucional!
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