En: http://www.lapatilla.com/site/2014/10/11/fausto-maso-sorda-sordidez/
Fausto Masó
¿Cómo matan con tanta facilidad a unos hombres supuestamente diestros
en el manejo de ametralladoras, granadas, pistolas? En las buenas
películas nunca ocurre tal desatino, la gente dejaría de ir al cine.
Solo hay dos respuestas posibles a esta pregunta. La primera sería que
fueran en realidad puros charlatanes ruidosos, o, la más probable,
porque los colectivos se habían ganado su fama de violentos, es que los
agarraron durmiendo la siesta. En este enfrentamiento con la policía
solo hubo muertos de un lado. Sea como haya sido, y solo los muertos
saben la verdad pero son incapaces de contarla, este encontronazo entre
los colectivos y la policía anuncia nuevos tiempos. Adiós a los
colectivos. Jesús Odreman dijo: “No me van a callar”, a los pocos
minutos lo callaron, a plomo.
Los colectivos se durmieron sobre los laureles. Ya pasó su tiempo,
solo un Chávez soportaba que en Caracas hubiera grupos armados, pero
desaparecido el comandante eterno, la policía y el ejército rechazan la
presencia de los colectivos. O desaparecen, o los desaparecen. Lógico. O
se adaptan.
Llegamos a una nueva etapa de la revolución. ¿Cuál? Ah, si yo lo
supiera, pero no tengo la menor idea de cómo terminará esta película.
Solo reconozco que entramos en una era poschavista: ya no está Chávez en
el poder y alguien debe sustituirlo. Quizá hasta sea el propio Nicolás
Maduro. Tiene la primera opción, es el inquilino de Miraflores.
Algo terrible está ocurriendo; los que gobiernan en Venezuela están
sordos frente al desastre nacional, tema recurrente en todas las
conversaciones de café con leche. Los que mandan no cambiarán, porque no
ven ni oyen, solo escuchan su ideología. ¿Cuál ideología? Dicen que
marchamos hacia el socialismo, no les molesta el desmantelamiento de las
industrias, la agricultura, las universidades, la destrucción del país,
vamos hacia un socialismo bucólico.
Los gobernantes padecen de una sordera sórdida, como les ocurría a
los comunistas en tiempos de Stalin que no veían morir de hambre a
millones de rusos, o a los intelectuales occidentales brillantes que
ignoraban que en Rusia había una dictadura.
Ahora nuestros gobernantes responden con mentiras monstruosas cuando
enfrentan algún desastre nacional. Así atribuyen a un plan imperialista
la fuga de talentos.
Un profesional venezolano gana menos de 200 dólares mensuales, si
tiene un buen sueldo. Nicolás Maduro acusa a Estados Unidos de robarse
nuestros médicos e ingenieros, donde ganan el ingreso que recibían en
Venezuela hace 20 años. Los profesionales venezolanos están emigrando a
otros lugares como España, Colombia, Ecuador. El régimen no se ha
enterado de que 883.000 profesionales salieron del país en estos 10
años. ¡Maduro esto no es una fuga de talentos sino la ruina nacional!,
retrocedemos 50 años.
Maduro les pidió a los médicos integrales que trabajen por una “razón
espiritual, ética”. Dijo que su gobierno creará el “más grande sistema
de especialización de posgrados de Medicina de América Latina y el
Caribe”.
Pero, ¿quiénes serán los profesores que enseñen a los nuevos médicos?
Porque en las principales universidades solo quedan ancianos, a punto
de jubilarse.
En el país cierran las industrias, otras dejan de producir porque faltan los envases, como ocurre con las farmacéuticas.
Con los colectivos los que mandan dejan de ser sordos. El ruido de las balas despierta a cualquiera.
Vivimos tiempos interesantes.
Un filósofo maldecía así a sus enemigos: “Ojalá que te toque vivir tiempos interesantes”, los tiempos de una sordidez sorda.
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