Saturday, October 1, 2011

El insepultable

En: http://www.lapatilla.com/site/2011/10/01/carlos-raul-hernandez-el-insepultable/

Carlos Raúl Hernández

Los aprendices de brujo que heredaron el liderazgo destruyeron el patrimonio democrático
Carlos Andrés Pérez no se dejó enterrar tranquilamente en Florida. Viene a Venezuela a incorporarse a la pelea por la democracia y Mirtha Rivero con su libro La rebelión de los náufragos, impide que entierren los crímenes políticos cometidos contra él. Es difícil conseguir un linchamiento similar. Lo derrocó una Corte de los Milagros, la más variada coalición de bajas pasiones en la historia reciente: políticos duchos en fracasos, capitanes de empresas subsidiadas, plumíferos, locutores, que en sus vidas solo medraron y/o hicieron el mal. Como todos los manetos, jugaron contra sí mismos, abrieron la puerta al “proceso” y después, arrepentidos, lloraron zumo de limón.
Desde el campanazo del Viernes Negro, febrero de 1983, quedó en evidencia que la industrialización sustitutiva estaba exhausta y el crecimiento “hacia adentro” ya era maligno. Una industria débil y subsidiada no producía suficientes empleos ni divisas, sino productos caros, de mala calidad y un gran endeudamiento externo. Inflación, devaluación, desempleo, pobreza, malestar social. A Pérez lo recibe un “crack” económico en 1989. En medio del remolino, lanza el programa de cambios, el Gran Viraje.
Era la paradoja del estatismo. Las ciudades se llenaban de ranchos, la “marginalidad” corroía la salud institucional. Toda América Latina debate sobre el “nuevo modelo de desarrollo” en la Crisis de la Deuda, 1984: apertura a los mercados, las inversiones globales y racionalización de un Estado que despilfarraba y corrompía el ingreso fiscal. No había recursos para las escuelas, porque se compartían con una montaña de supuestos “institutos autónomos” y “empresas del Estado”, parasitismo de clientelas políticas, empresariales y sindicales.
Venezuela estaba en situación privilegiada para ese salto. La industria petrolera era de punta y la democracia había hecho un ahorro masivo en las empresas de Guayana que comenzaban a languidecer. Con inversiones globales en innovación y tecnología, se recuperarían para asegurar un ingreso permanente al país.
Asediado arranca en 1989 el Proyecto de Reforma Integral: apertura económica, reforma del Estado y descentralización. Obligaba a los empresarios a competir y hacía que la elección directa renovara el sistema político con el voto popular. Con los veinticinco programas de atención social, que mejoraron el ingreso real de los sectores populares, fue el mejor proyecto en la América Latina que iniciaba el camino de las reformas.
El clima ruin creado por los llamados “notables” desmoronó la imagen de uno de los gobiernos más aptos y honorables en los cuarenta años, con Naím, Rodríguez, Rosas, Torres, Haussmann, Cisneros. Ayudó que algunos tarúpidos llevaban principalísimos medios de comunicación que, así como destruyeron la democracia, años después casi destruirían la oposición democrática y arrasaron las empresas que, para desventura de los dueños, les habían caído en las manos.
Pérez descabezó los dos golpes militares y aunque algunos filibusteros le soplaban desconocer las instituciones, aceptó la sentencia de una Corte hasta los tuétanos en la conspiración. La misma que después rechazó inhabilitar al golpista y que le regaló la constituyente inconstitucional para que se cogiera el poder. La caída de Pérez cede el paso a aquel gobierno recordado como una catástrofe natural que abrió la Caja de Pandora, hoy en la laguna de oxidación de la Historia.
Por cuatro décadas la democracia venezolana fue un modelo. Con el millón de millones de dólares que ha desangrado el régimen actual y el programa económico-social de Pérez, Venezuela cambiaba de rumbo y hoy seríamos un país desarrollado, la envidia de Chile, Brasil o Perú. A Pérez se le recuerda en muchas partes del mundo por hacer el bien. Factor decisivo en la derrota de Somoza, y también en la de los sandinistas, en las transiciones democráticas de España, Chile, Argentina, Bolivia, Centroamérica.
Fue una decadencia trágica. La política cayó en manos de partidos irresponsables, de los lamentables “denunciantes” y el liderazgo intelectual en la mediocridad de gacetilleros de tercera, todos de similar estirpe. La inactualidad, y mala intención de notorios individuos y cenáculos rebozados de envidia, nos trajo la desgracia. Con su derrocamiento el país se volvió loco y los aprendices de brujo que heredaron el liderazgo destruyeron el patrimonio democrático y de paso, se autodestruyeron. No pudieron manejar ni la primera crisis que se les presentó. “Padre zapatero, hijo millonario, nieto pordiosero”. 

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