TOMAS HORACIO HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
domingo 2 de octubre de 2011 05:02 PM
Ni usar ropa deportiva, ni hablar de desestabilización, ni culpar a los medios de comunicación privados, ni muchos menos lanzar una pelota de beisbol en público va a disminuir la incertidumbre que tienen los venezolanos ante la delicada situación de salud por la cual atraviesa el mandatario venezolano.
En una rueda de prensa donde claramente se salió de su personaje tradicional, leyó un artículo del Nuevo Herald en el cual se informaba que había sido ingresado de emergencia en un hospital militar. A este artículo lo llamó morboso y sobredimensionado.
Sin embargo, no lo desmintió.
Hace pocos meses en una de sus tantas elocuciones forzosas, también conocidas como cadenas presidenciales obligadas, afirmó que no sólo había derrotado al cáncer sino que al tumor que le fue removido se le hizo un estudio donde no aparecía nada maligno. Ahora resulta que en pleno cruce de palabras con un periodista afirmó lo siguiente: "Los últimos exámenes, todos, han dado resultados muy positivos", acotó. "Tenía un tumor". "¿Qué quieres que diga, que yo saqué el tumor y que te diga de qué clase era y las causas... para alimentar la morbosidad? Yo no los voy a complacer... Un tumor maligno ¿Qué más quieren? Lo extrajeron", dijo.
Más claro no canta un gallo.
Con esto no se pretende ni celebrar ni condenar la enfermedad del mandatario venezolano, pero sí resaltar la extrema irresponsabilidad de los voceros rojos quienes en distintas oportunidades han declarado que el Presidente está muy bien de salud y que ya salió del cuadro delicado.
Como venezolano me siento indignado por estar engañado por estos voceros.
Los rumores nacen ante la falta de información. Sin embargo, es curioso que de la enfermedad del presidente de la república nos enteramos más por periódicos extranjeros y articulistas venezolanos muy bien informados, como es el caso de Nelson Bocaranda, que propiamente por el despacho presidencial.
Hay que darle tiempo al tiempo, pero al final del día el refrán popular que dice "dime de qué presumes y te diré de qué careces" parece ser lo que mejor describe el estado de nuestro Presidente.
En una rueda de prensa donde claramente se salió de su personaje tradicional, leyó un artículo del Nuevo Herald en el cual se informaba que había sido ingresado de emergencia en un hospital militar. A este artículo lo llamó morboso y sobredimensionado.
Sin embargo, no lo desmintió.
Hace pocos meses en una de sus tantas elocuciones forzosas, también conocidas como cadenas presidenciales obligadas, afirmó que no sólo había derrotado al cáncer sino que al tumor que le fue removido se le hizo un estudio donde no aparecía nada maligno. Ahora resulta que en pleno cruce de palabras con un periodista afirmó lo siguiente: "Los últimos exámenes, todos, han dado resultados muy positivos", acotó. "Tenía un tumor". "¿Qué quieres que diga, que yo saqué el tumor y que te diga de qué clase era y las causas... para alimentar la morbosidad? Yo no los voy a complacer... Un tumor maligno ¿Qué más quieren? Lo extrajeron", dijo.
Más claro no canta un gallo.
Con esto no se pretende ni celebrar ni condenar la enfermedad del mandatario venezolano, pero sí resaltar la extrema irresponsabilidad de los voceros rojos quienes en distintas oportunidades han declarado que el Presidente está muy bien de salud y que ya salió del cuadro delicado.
Como venezolano me siento indignado por estar engañado por estos voceros.
Los rumores nacen ante la falta de información. Sin embargo, es curioso que de la enfermedad del presidente de la república nos enteramos más por periódicos extranjeros y articulistas venezolanos muy bien informados, como es el caso de Nelson Bocaranda, que propiamente por el despacho presidencial.
Hay que darle tiempo al tiempo, pero al final del día el refrán popular que dice "dime de qué presumes y te diré de qué careces" parece ser lo que mejor describe el estado de nuestro Presidente.
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