La lucha que han emprendido no puede desvanecerse, secuestrada en salones refrigerados
NUMA FRÍAS MILEO | EL UNIVERSAL
sábado 5 de marzo de 2011 12:00 AM
Cuando el futuro de la patria se sacrifica para defender principios y valores eternos, casi todas las palabras suenan huecas. El eco del pasado, lleno de frases alentadoras y promesas incumplidas, genera desconfianza en los corazones de los nuevos héroes: lo estudiantes. Jóvenes que siguen demostrando su férrea determinación para lograr el cambio que urge en Venezuela. La lucha que han emprendido no puede desvanecerse, secuestrada en salones refrigerados, ni en mesas de diálogo, o de "trabajo"; igual que sucedió anteriormente. Basta de traiciones. La desesperación que sienten los muchachos ante esta realidad aberrante, más el calor del fuego prendido en sus pechos, encendió la antorcha, la luz en las tinieblas. Cierto, levantaron la huelga de hambre, pero no están dispuestos a abandonar la lucha hasta alcanzar la meta. La sociedad civil debe asumir el reto. Dejarlos solos y no recibir la llama capaz de iluminar los pasos hacia la conquista de la Libertad total, es una cobardía imperdonable. Las próximas generaciones lo reclamarán y, obviamente, cualquier excusa es y será inaceptable.
El movimiento Fénix se acercó a ellos para recibir la antorcha, no de manera exclusiva, sino para ayudar a sumar voluntades, para servir de vehículo y transmitir el mensaje a la sociedad civil. De pronto descubren que cualquier persona que ame a Venezuela es un Fénix. Comparten la indignación, el apego a los principios democráticos y el sagrado respeto a los Derechos Humanos. Saben que la rebelión es un deber y un derecho natural. Fénix cree en el voto siempre que sirva para elegir. En efecto, si las condiciones no cumplen el propósito, existen otras vías, igualmente legítimas, para alcanzar la Libertad total en Venezuela y Fénix está dispuesto a transitarlas.
El movimiento Fénix se acercó a ellos para recibir la antorcha, no de manera exclusiva, sino para ayudar a sumar voluntades, para servir de vehículo y transmitir el mensaje a la sociedad civil. De pronto descubren que cualquier persona que ame a Venezuela es un Fénix. Comparten la indignación, el apego a los principios democráticos y el sagrado respeto a los Derechos Humanos. Saben que la rebelión es un deber y un derecho natural. Fénix cree en el voto siempre que sirva para elegir. En efecto, si las condiciones no cumplen el propósito, existen otras vías, igualmente legítimas, para alcanzar la Libertad total en Venezuela y Fénix está dispuesto a transitarlas.
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